Una de las funcionalidades básicas de Internet es la de asignación de las direcciones para cada uno de los elementos interconectados a la red de redes. Cada nodo de la red, cada dispositivo de red y sus aplicaciones como computadores personales y sus periféricos, impresoras, la nueva generación de electrodomésticos fruto de la domótica, millones de teléfonos y dispositivos móviles, infinidad de sensores, cámaras, etc. que se conectan a la red, requieren de una dirección IP para poder interactuar con el resto.
Esta asignación es reglamentada, coordinada y puesta en práctica por el famoso “Protocolo de Internet, IP”. En la actualidad la versión que se usa extensamente es la versión 4 de dicho protocolo (IPv4) que maneja un campo de direcciones de 32 bits, lo cual alcanza para algo menos de 3.400 millones de direcciones (2 elevado a la potencia 32). Aunque aparentemente son muchas, en la práctica la situación es que estas direcciones se están agotando, e inclusive hoy, los trucos que han intentado establecer para “estirar” el rango de direcciones, no son efectivos ya que no permiten, por ejemplo, las comunicaciones “P2P” entre usuarios para intercambio de archivos. Y la necesidad de direcciones crece exponencialmente a medida que se crean nuevas tecnologías, aplicaciones y se extiende el uso a más sectores de la población. A corto plazo, las direcciones de IPv4 se agotarán, inclusive en nuestros países (véase América Latina – Las direcciones de América Latina y el Caribe se agotarán en tres años ).
La solución a esta situación, y a otras como la seguridad, viene en camino. Es la nueva versión del protocolo IP, la cual se denomina la IPv6. Una de sus características fundamentales es que el campo para direccionamiento es de 128 bits, lo cual permite algo así como 340 sextillones (2 elevado a la potencia 128) una cantidad de direcciones que es imposible de imaginar, pero que permitiría, por ejemplo, asignar 430 trillones de direcciones por cada pulgada cuadrada de la superficie terrestre (esperamos que estas sí alcancen por lo menos durante unos cuantos años).
Sin embargo, aunque en algunos países el despliegue de la IPv6 en sus redes está planeada para los próximos años, por ejemplo en este año en EEUU, se realizará la implementación de la IPv6 para su red estatal, lo cierto es que si hubiese un retardo considerable, más allá de 2010, en esos proyectos, se podría comenzar a afectar el normal desarrollo de la red de redes, y llevándolo a situaciones extremas, aun a paralizar parcialmente su funcionamiento. Así como se vaticinan guerras por los recursos escasos como las fuentes de energía y el agua, si hubiese un retraso imprevisto en la implementación universal del IPv6 podríamos pensar en una guerra de direcciones IP, en donde solo se favorecerían los más fuertes.