Recientemente se ha señalado que un 33% de todos los ciber ataques tienen como blanco a pequeñas empresas, pero lo más fuerte es que el 61% de las pequeñas empresas no pueden operar después de un ataque como muchas no tienen sus procesos levantados pierden mucha energía, procesos e información.
A lo anterior vemos un aumento de exigencias de reguladores (Reglamento de Comercio Electrónico Sernac, protección de datos) y otros más que vienen , ¿cómo se aborda? Un modelo internacional a seguir es el INCIBE – Instituto Nacional de Ciberseguridad en España que entrega acompañamiento, aportes y experiencias a diversos sectores de la sociedad en España, siendo un espacio para compartir experiencias y modelos documentales en diversas áreas necesarias de responder a las necesidades de los reguladores de distintos ámbitos.
Debemos entender que nuestra economía cada vez más se centra en los datos, la tecnología es la pieza central en este nuevo entorno y las organizaciones deben avanzar en sus planes de seguridad de la información para hacer frente a los riesgos tanto internos como externos. (Internos también, porque gran parte de los incidentes se producente también por ex trabajadores, ex socios, ex subcontratistas, en fin) No podemos dejar atrás la mirada interna en la gestión de la seguridad de la información.
Balance anual de la Brigada Investigadora del Cibercrimen (Bricib) Metropolitana confirma la tendencia al alza de delitos informáticos que se vive en nuestro país desde que se detectaran los primeros casos de COVID-19, en el año 2020.
El informe del área especializada se centró en los ilícitos más investigados durante 2020 y 2021, comparando el total de casos en ambos períodos: Estafas y otras Defraudaciones; Sabotaje Informático, y Adquisición o Almacenamiento de Material Pornográfico Infantil.
Con cifras que dan cuenta de alzas entre el 30% y el 45%, los tipos de delitos también reflejan la evolución en el comportamiento de la población durante la pandemia: “se generó un cambio en todas las actividades de las personas, que pasaron de ser presenciales a remotas. Esto produjo un aumento en las transacciones por medios digitales, en el teletrabajo, actividades académicas, uso de plataformas de streaming y de redes sociales para comunicarse, así como de juegos en línea” explica el subprefecto Luis Orellana, jefe de la Bricib Metropolitana.
De los tres delitos analizados, el que presentó una mayor cantidad de casos durante 2021 es el de sabotaje informático, mientras que el de adquisición o almacenamiento de material pornográfico infantil fue el que registró la mayor alza: un 55% respecto al año anterior. Fuente: Informe Ciber Crimen PDI
Llama la atención el aumento de los delitos de sabotaje informático, esto obliga a tomar medidas técnicas, de capacitación y normas internas de las organizaciones para prepararse a este nuevo contexto.