El Gobierno afina una reforma la laey 19.628. El proyecto de ley establece que se requiere el consentimiento expreso, previo e informado de las personas para que cualquier entidad trate información de ella, ya sea al recopilar, transferir o comunicar estos datos.
Hasta ahora y bajo la actual norma, la entrega de datos es “indeterminada”, o sea, no existe opción de que la persona pueda acotar cómo una empresa o institución los usarán. Además la ley actual no tiene multas.
El nuevo texto, en cambio, sí permite acotar el uso de la información y se incluyen sanciones en niveles según la gravedad. Las multas podrán llegar a $39 millones ante infracciones gravísimas, como revisar y obtener sin consentimiento datos sensibles (los relacionados con enfermedades, raza, religión), o cuando están vinculados a niños o adolescentes, sin autorización de sus padres.
La nueva ley también dará mayores atribuciones al Sernac, quien administrará un registro donde las personas podrán informar que se excluyen de recibir publicidad, un modelo que existe en otros países. En España se llama “Lista Robinson”, y en Perú, “Gracias, no insista”. Para ello, el Sernac tendrá más recursos: US$ 3 millones y 30 funcionarios más.
En el gobierno estiman que esta nueva normativa fortalecerá la industria del offshoring (servicios globales y procesamiento de datos), pues al estar operando bajo principios OCDE, Chile será una plaza considerada para quienes quieran instalarse a procesar datos de otros países y donde su regulación exige este tipo de resguardos para los datos de esos ciudadanos.
Cifras de Corfo muestran que hace cuatro años la exportación de offshoring era de US$ 200 millones, y en 2010 alcanzó los US$ 938 millones, entre Latinoamérica (49%); Estados Unidos (23,2%); España (11,8%), y el resto de Europa (9,3%).
En el proyecto extraño un agencia de protección de datos, el Sernac, no puede transformarse en un salvador de todos los problemas, se requiere un organismos con mayor capacidad de ejecución, control y seguimiento y autonomía de funciones.
Fuente: El Mercurio