Generalmente estamos creando ideas que nos pueden llevar a generar un negocios y por tanto pueden llegar a crear interesantes retornos.
Las ideas llevan un nombre y que va a derivar en La marca. Su los emprendedores que el derecho de autor y la patente les protege, pero sigue sin proteger del todo a sus ideas. Porqué sus ideas están incompletas: deben ser vendibles. El primer paso para vender cualquier idea es destacarla en el mercado. Así que necesita un nombre, una denominación, que se protege mediante el registro de marca a nivel nacional, comunitario o internacional, según la perspectiva de crecimiento que tenga el negocio, y obviamente, del presupuesto inicial.
Cuándo tu producto o servicio va a salir al mercado es importante tener en claro la contratación del know-how, es decir preparar la idea para que sea lucrativa. Desarrollar el plan de empresa, conseguir socios capitalistas, desarrollar la producción y la comercialización. Por consiguiente, es recomendable protegerse mediante contratos con socios, proveedores, clientes y distribuidores. Los emprendedores olvidan a menudo que la mayor protección de sus ideas está en los contratos que firman cuando venden o explotan sus ideas. Si es posible, lo más adecuado sería vender las ideas a través de contratos que incluyan suministro y asesoramiento que permita una explotación más amplia en el tiempo.