En los últimos meses me ha tocado participar en varios proyectos e-learning, de hecho estamos trabajando en carreras on line y también me ha tocado participar en la evaluación por parte de instituciones de Educación como evaluador y consultor de proyectos de educación on line en Chile. Realmente el tema está dando que hablar en nuestro país.
La idea de que la enseñanza online puede, a determinados niveles, superar en calidad a la tradicional resulta sumamente provocativa. Existen instituciones como el IE donde los masters online son más caros y exclusivos que los presenciales – pero para el mercado, se trata de un estereotipo difícil de eliminar: durante muchos años, la “enseñanza a distancia” era considerada un sustituto de baja calidad para aquellos que no podían, por la razón que fueran, acceder a la enseñanza tradicional. En los master online los alumnos suelen ser un conjunto interesantísimo de experiencias personales que, aunque cada día más habituales, no son la norma: personas que nacieron en un país o continente, crecieron en otro, y trabajan en otro distinto, con los viajes como parte habitual de su rutina. Por el momento, el alumno “convencional”, el que pasa una media del 85% de su tiempo en un círculo de unos veinticinco kilómetros alrededor de su casa y su trabajo, sigue manifestando una preferencia por la enseñanza tradicional presencial (aunque ésta se vaya suplementando cada vez más con un mayor componente de online, gracias sobre todo a la calidad de la experiencia progresivamente acumulada por los profesores). Esto, sin embargo, no ha sido obstáculo para que, a día de hoy, la facturación de una institución como IE Business School provenga ya en un porcentaje bastante significativo de actividades que se desarrollan en la red.
Ahora, un estudio publicado por el US Department of Education (pdf, 818 KB.) pone sobre un papel lo que muchos que llevamos años metidos en este tipo de cursos ya percibíamos: que los resultados de este tipo de metodologías desde el punto de vista de vista del aprendizaje son netamente superiores a los de la enseñanza tradicional. Por supuesto, las conclusiones no aplican a todos los niveles de enseñanza ni a todas las metodologías – el estudio menciona especialmente la metodología blended, que combina períodos presenciales breves con otros más prolongados en la red – pero sí permiten avanzar hipótesis de futuro hacia una popularización progresiva de este tipo de esquemas.
Chile aún tiene mucho más que explotar en este tipo de programas, la llegada de grupos internacionales como Apollo a nuestro país generarán un oferta interesante, también otras instituciones como la UOC están apuntando al mercado Latinoamericano, por lo que tendremos que esperar la llegada de un importante grupo de instituciones ofreciendo buenos programas, pero las personas deberán estar preparadas para saber qué programas son de calidad y son un real aporte a su formación.