En cuatro años, nuestro país ha pasado desde pelear en el grupo mundial a mantener el liderazgo en la zona americana. No es suficiente el contentarnos con figurar a nivel regional, ya que varios países están desarrollando modelos económicos de incentivo y atracción de inversiones. Se observa que en los últimos tres años la diferencia entre Chile y Perú es de ocho puntos y con Colombia de 13, en circunstancias que antes era de más de 20 puntos.
Es imprescindible que Chile mejore enormemente su posicionamiento en infraestructura y desempeño económico mediante una serie de reformas. Sin lugar a dudas un tema que nuestro país también requiere es lograr mejorar la productividad de nuestro capital humano y pasa por generar acceso a formación y educación.
El proceso de formación de nuestra fuerza laboral debe enmarcarse en la necesidad de formar trabajadores que logren aumentar su productividad. La capacitación constante y el uso de la tecnología son herramientas que permitirán a nuestro país el generar una fuerza laboral acorde a las exigencias del siglo XXI. El uso de las tecnología a nivel no sólo de las grandes empresas sino que también de las pequeñas y medianas nos llevará a romper la inercia en el desarrollo de oportunidades que nos permitan agregar valor a nuestra productividad, por tanto, se requiere formar y capacitar personas en un breve tiempo, aquí la formación técnica en base a competencias laborales es una alternativa atractiva y de rendimiento interesante.
Las competencias y habilidades para operar en la sociedad de información, ha sido uno de los factores claves para el desarrollo, necesitamos profundizar un sistema de aprendizaje en conjunto entre las instituciones de educación con las empresas del sector privado, vincularse con las TIC, las instituciones que forman a las personas del mundo del trabajo como son los centros de formación técnica e institutos tecnológicos tienen un importancia relevante para aumentar la productividad de nuestros trabajadores. Para lograr esta interacción es necesario desarrollar una pirámide de competencias básicas requeridas, que según el nivel en que se encuentre la persona, tenga las competencias suficientes para hacer frente a la sociedad de información. Competencias básicas para aprender, un sistema de educación flexible, cursos pequeños de desarrollo, implementación de universidades virtuales, desarrollo y generación de conocimiento, nuevos negocios, servicios de aprendizaje, apoyo al emprendimiento e innovación. A todos estos elementos se le suma la investigación y desarrollo, pues los cruza transversalmente.
Por otra parte, nuestra sociedad debe entender que la digitalización no es sólo tecnología, es importante focalizarse en el proceso de creación del conocimiento y allí las tecnologías son un importante aliado. Se debe reconocer que nos encontramos ante una nueva cultura del trabajo donde el conocimiento e innovación agregan valor y debemos darnos cuenta que los individuos, las organizaciones, las comunidades y en síntesis la sociedad es la que está cambiando hacia modelos de interacción más flexibles. Por tal motivo, el foco de atención debe estar en la colaboración para lograr el desarrollo, no en las individualidades.
La creación de una estrategia basada en el máximo uso de aplicaciones que la sociedad de la información nos entrega permitirán que nuestro país avance y mejore en los niveles de competitividad.