Legal design es una nueva área que nació el 2017 en la universidad de Stanford derivado de la conjunción entre diseño y la metodología del design thinking aplicado al ámbito jurídico, y se utiliza para crear productos, servicios, e incluso re- diseñar modelos de negocio innovadores en el ámbito legal. Se compone de la integración de la planificación y la organización de personas, estructuras, canales de comunicación y todas las otras materias que conforman un servicio, con el fin de mejorar la calidad de la interacción entre el prestador de servicios y los usuarios, siempre centrando su mirada en el cliente. Posee dos características esenciales como lo son, su foco en el cliente, y por otra parte, la construcción de prototipos a partir de la experiencia del correspondiente usuario final de la norma jurídica. La relevancia de esta disciplina es amplia, destacando entre otras bondades, el hecho de hacer entendible visualmente aquello que las personas contrataron, permitiéndoles comprender de mejor manera sus respectivos efectos.
Los conceptos claves del legal design son los siguientes:
Colaboración: para crear nuevas soluciones enfocadas al cliente mediante la unión de equipos multidisciplinares formados por abogados, diseñadores, desarrolladores, clínicas de asesoría legal y otros especialistas, si se considera necesario.
Innovación: para brindar servicios a la medida de la persona que va a utilizar los servicios legales.
Oportunidad: la de participar en la disrupción del sector legal y crear nuevas formas de trabajar en la ley.
El foco central del legal design es centrarse en el usuario, cuántos problemas podemos ahorrarnos si tenemos contratos bien redactados y de fácil comprensión, ahorrando palabras y siendo eficientes y eficaces en el uso del lenguaje.
Sin lugar a dudas el Legal Design está cambiando la forma en que se abordan diversas cuestiones jurídicas, no solo impactará en la manera de elaborar contratos, también en negociaciones y juicios.
Ya nos ha tocado participar en algunos proyectos de Legal Design junto a especialistas formados en Stanford y que han rediseñado contratos para diversos sectores económicos. Es muy interesante ver la forma en que se trabaja multidisciplinarmente tanto abogados como diseñadores aportan una mirada centrada en el usuario y tomando en consideración diversos aspectos, particularmente en la industria de los seguros en que sus contratos con complejos.
Esta será una disciplina que sin dudar tomará cada vez más aplicación práctica pues permite que el derecho llegue con mayor facilidad a los usuarios sin conocimiento legal.