Los efectos ocultos de la post pandemia. El desempleo en Chile tendrá cifras iguales o superiores a la crisis de 1982, si bien tienen orígenes diversos, su impacto en el mundo laboral es rotundo. Hay que ser capaz de aprender a desaprender para volver a aprender nuevas competencias, en un mundo laboral más exigentes, donde la tecnología cada vez más toma relevancia pero donde se generan nuevos marginados digitales dado el entorno que se empieza a vivir.
Hoy el entorno requiere que nos transformes, es urgente tomar la iniciativa, la contracción económica que estamos viviendo llegó para quedarse, las empresas tomarán medidas para ajustar sus presupuestos y reducir sus inversiones el actual entorno nos desafía a ser creativos para mantener los puestos de trabajo o para crearnos nuevas oportunidades laborales. Hoy más nunca la capacidad de mirar, aprender, desaprender y. volver a aprender como decía Alvin Tofler toman más relevancia.
El modelo educativo masivo creado en el concepto de la universidad Humboldtiana desarrollada en el siglo XIX y que se fue plasmando en la formación masiva en el siglo XX comienza a sufrir una fuerte presión para el actual entorno, donde la especialización, la tecnología, la automatización comienzan a tomar relevancia cada vez.
Este mismo escenario laboral que describimos y que estresa al modelo educativo tradicional también impactará en la gestión de las empresas, en los modelos de líderes y el liderazgo que deben ejercer. Tal como lo indica un artículo de Harvard – Deusto las empresas deberán ajustar sus procesos actuales y transitar hacia la transformación digital para no quedar desfasados en un entorno altamente competitivo. La pandemia de la COVID-19 marcará un punto de inflexión, un cambio estructural en nuestras vidas y las de nuestros negocios, y también marcará un antes y un después en la historia de la humanidad para alumbrarnos y dejar lo que algunos, propagandísticamente, denominan una nueva normalidad (aunque no me gusta llamarlo así, porque es una expresión ideologizada –que, además, ya había sido utilizada antes de que el marketing político se apropiase de ella–, y, en realidad, muchos solo queremos recuperar la rutina, nuestra normalidad habitual, y no una nueva normalidad anormal) (Ver AQUI)