En las últimas semanas me he dado cuenta que muchos profesionales, principalmente del área de las ciencias sociales carece de competencias en materia de emprendimiento, en particular cuando por diversas razones deben enfrentar el desafío de emprender un negocio que va desde las asesorías hasta implementar algún proyecto relevante pero a nivel personal.
Temas legales, tributarios, aspectos relativos a negociación de contratos se transforman en una permanente necesidad de adquirir conocimientos, más aún este tema aumenta cuando conversamos con personas que están trabajando en campos laborales que están relacionados a servicios por ejemplo corredores de propiedades. Allí me encuentro que diversos profesionales tienen nociones de temas legales propios del giro pero carecen de la formación en temas tributarios, laborales, societarios que pueden transformarse en un aliado al momento de prestar este tipo de servicios y que por desconocimiento no son utilizados y lo que más llama la atención es que al conversar con ellos de estos temas simplemente abren los ojos y nos encontramos con la expresión “pero cómo no lo sabía” , y la pregunta siguiente es; “qué más hay que hacer, cuál es el paso siguiente”.
Si nuestro país quiere avanzar en la senda del emprendimiento se requiere que las instituciones de educación superior entreguen las herramientas para emprender y aspectos relevantes de manera obligatoria, nuestra sociedad aún tiene la convicción de que el trabajo dependiente es la única alternativa para sobrevivir, pero si vemos nuestro entorno cada vez más las profesionales comienzan a emprender pero con una baja capacitación o escasos conocimientos en temas más de gestión o aspectos legales que se transforman claves al momento de la puesta en marcha del negocio. El emprendimiento llegó para quedarse y es hoy una competencia de empleabilidad relevante.